
jueves, 26 de noviembre de 2009
Mañana quizás
Para que no se enteren de que me he marchado hace tiempo, continúo desayunando junto a mi mujer y mis dos hijas, acudo puntualmente al trabajo, mantengo mi actitud cómplice con respecto a los desatinos del redactor jefe, almuerzo cuscús o kebab en cualquier sitio para no perder tiempo y me detengo en un bareto donde venden alcohol a escondidas antes de regresar a casa. Todo, pues, seguirá igual hasta el día que reciba la orden. Entonces me ataré mi propio desconcierto a la cintura, saldré de casa sin despedirme para evitar que en el último momento un abrazo me delate y me dirigiré al lugar más concurrido del mercado.

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Desolador, como siempre, o más que siempre. A pesar de la brevedad logras crear la tensión y la sorpresa del desenlace. Bravo!
ResponderEliminardespués de tantos reveses, no sabes cuánto me animan tus cometarios. Gracias de corazón.
ResponderEliminar¿Qué reveses? Los «no» hay que tomárselos como píldoras para el incentivo. Ten la seguridad de que los mejores siempre reciben muchos no.
ResponderEliminarPilar Alberdi
Con este "ataré mi propio desconcierto a la cintura" ya me has ganado. Es fabulosa la imagen.
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