sábado, 6 de febrero de 2010

Apocalipsis




El planeta estaba sentenciado. El libro en papel también.
Fueron dos procesos simultáneos.
Contaminación. Efecto invernadero.
Libros digitales sustituyendo a los impresos.
Por encima de los intereses de la población, siempre estuvieron los económicos y las decisiones de Estado. Todo se complicó cuando se agotaron las reservas de combustibles fósiles. Algún iluminado sugirió echar mano de los libros en papel ya que habían sido digitalizados. Así fue como ardieron estérilmente incunables medievales, enciclopedias, novelas, poemarios...
La vocación autodestructiva del ser humano hizo el resto.
Lucha por los recursos naturales. Rearme nuclear.
La guerra comenzó con el ataque informático a los archivos de libros digitalizados. Cuando se quiso atajar la escalada bélica apelando a los errores del pasado, no quedaban libros donde buscar una oportunidad para la paz.
Sucedió, pues, lo inevitable.
Alguien apretó el botón equivocado y la humanidad se consumió en la explosión de su propia estupidez.

3 comentarios:

  1. Genial, Antonio, vaya paralelismo entre la muerte del planeta y la del libro.
    Me parece que tiene una sencillez y a la vez una fuerza desarmantes. Lástima que no se aprecien escritos como éste.

    Saludos y a seguir en la brega.

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  2. Un texto curioso, al igual que a Alejandro me gustó ese paralelismo. Algo que saca al texto un poco del topico de la destrucción del mundo por la estupidez humana. Algo, por otro lado, que cada vez tiene más visos de ser cierto.

    Nos leemos.

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  3. Realmente impactante, me ha provocado escalofríos ese caminar de la humanidad hacia el final después de destruir los libros.
    Un saludo

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